Querido
lector, antes de empezar esta nueva lectura, le avisamos de que el contenido no
es apto para todos. Alto contenido erótico y violento. Quedan avisados.
©Equipo Tic-Tac
Y salió el sol y penetró por las
rendijas de la persiana a medio subir, proyectando sombras picasianas en las sábanas
que tapaban al durmiente. El reloj digital con la forma de bomba Acme iluminaba
la pared derecha de la habitación con las diez de la mañana y dos minutos en
fósforo verde.
En la habitación de al lado, el otro
durmiente se acababa de despertar y desahogaba su erección matutina con una
asombrosa masturbación a cámara lenta. Como el siempre dice, si el velero tiene
el mástil preparado para zarpar, hay que aprovecharlo. Tres minutos y treinta y
cinco segundos después la corrida llega hasta la base del cuello, dejando una
nívea línea desde su ombligo hasta su peludo pecho. Se levanta chorreando
lentamente su esperma y coge las arrugadas sábanas para limpiarse. La colección
de manchas variaba hasta lo indescriptible.
En la cocina, minimalista hasta
los cimientos, canturrea una cafetera medio oxidada por la
falta de limpieza. El aroma a café empieza a llenar el piso. Empezaba el día
para los dos hermanos.
Kowski después de su orgásmico despertar,
se sienta en el sofá y abre el portátil. Hace meses que no mira el correo y la Web donde detallan sus aventuras.
El correo como siempre, está inundado de porno, spam acerca de viagra,
alargadores de penes y chicas deseosas de pasar un rato loco. Selecciona todos
los mensajes y los elimina sin leerlos. La Web rebosa de mensajes pidiendo nuevas aventuras.
Razor aparece somnoliento y como un
autómata se sirve un café solo sin azúcar. Mira a su hermano mientras le da un
sorbo largo y lento al café.
-Buenos días princesa.- Kowski mira
a su hermano por encima de la pantalla del portátil.
-Mmmm.- Razor se deja caer
pesadamente a su lado e intenta enfocar sin éxito su vista en la pantalla.
-Deberíamos hacer algo Razor, los
patrocinadores y anunciantes de la
Web empiezan a impacientarse, quieren carnaza, y más después
de la aventura del supermercado de abajo. Por cierto muchos preguntan que ha
sido de tu hijo o hija.
-Yo no he tenido nada, vete a saber
donde está la puta de la madre, fijo que el niño que espera es de algún cliente
insatisfecho. Todo el mundo sabe que el padre paga a los proveedores con el
coño de su hija. –Razor se acaba de un trago lo que queda de café y se mete en
el baño.
Kowski deja el portátil y va a
vestirse. Unos tejanos gastados y un jersey de la película Reservoir dogs con
un agujero en el costado izquierdo. Como higiene corporal, un poco de agua en
la cara y un buen restregón de desodorante en roll-on que comparte con su
hermano. Aroma brisa marina. Tiene una idea en mente, y como suele decir; la
sangre tira.
Razor sale del baño aún a medio
secar, siempre le ha gustado secarse sin usar la toalla, piensa que así también
ahorra lavadoras. No ve a su hermano en el comedor y piensa que se ha ido a
comprar tabaco o cualquier cosa de primera utilidad, le viene a la mente una
botella de Withe label. Entra en la habitación de Kowski a por unos
calzoncillos, los suyos están por lavar. Otra vez ese olor húmedo, olor a semen
rancio. Nota como le palpita su pene y tiene ganas de follar. La segunda imagen
del día después de la botella de whisky es la vecina de abajo, una morena de
grandes tetas y su hija de unos recientes dieciocho años. Justo lo que
necesita. Se viste rápido mientras acumula sangre en su zona más querida y
decide bajar a divertirse con las vecinas.
Kowski llega al badulaque que hay
justo al lado de donde viven. Entra y la cara del dueño, todavía con cicatrices
de la paliza anterior, lo mira con miedo en los ojos. Kowski sonríe y se acerca
al mostrador.
-¡Ey capullo! ¿Donde se ha metido la
zorrita de tú hija? – coge un paquete de chicles y se mete uno en la boca, es
de menta.
-Está en la trastienda, pero no le
hagas daño.- le tiembla la voz y en la frente luce un suave perlado de sudor.
-¿Por quien me has tomado?, así va
este país, todos desconfiando de todos. ¿Qué le voy a hacer a la madre de mi
sobrina? –pasa por el pasillo de las bebidas alcohólicas, coge una botella de
tequila y mientras va hacia la trastienda la abre y le da un buen trago.
La trastienda no es más que una
habitación contigua en el que las estanterías se mantienen en equilibrio por
gracia de algún ser divino; arroces, pasta importada, bebidas de nombre
impronunciables y así hasta una infinidad de alimentos que más de un estómago
estaría encantado de denunciar a las autoridades sanitarias.
Yazmín, morena, alta y con una delantera de infarto
lograda por su reciente maternidad, coloca una partida nueva de cereales en la
estantería más alta haciendo que su camiseta con el logo del badulaque se le
suba y deja ver un vientre que podría compararse a la seda por la pinta de
suavidad que tiene. Kowski babea, literalmente.
-Yazmín…-La voz le sale como si estuviera en una
cueva plagada de murciélagos y acabaran de alzarse en vuelo todos a la vez-
Quería…
Una explosión de cereales y frutas deshidratadas
envuelve el almacén, dejando momentáneamente aturdido a Kowski. Yasmín coge del
congelador una trucha helada como un témpano y la parte en dos contra la cabeza
del todavía atontado visitante. Toda una constelación de estrellas aparece ante
kowski que antes de caer al suelo con una brecha de varios centímetros en la
cabeza, recibe un segundo golpe en el pecho con el palo de la escoba. Luchando
en el suelo por mantener la conciencia y entre neblinas rojas por la sangre que
le cae en los ojos, ve a Yazmín o mejor dicho su zapato, dirigirse a su cara.
Con un movimiento lento pero firme agarra el pie de la chica y tira de ella,
que cae de espaldas y deja escapar con un chillido todo el aire de sus
pulmones. Kowski se arrastra y deja caer su peso encima de ella. Todavía
intentando coger aire ella forcejea con el, pero pesa demasiado, se está quieta
y le escupe en la cara. Sigue sin poder moverse, pero nota que todavía puede
mover las piernas, encoge una, la derecha y la empuja con todas sus fuerzas
hacia arriba. El golpe que recibe en los
huevos Kowski hace que se retuerza y se aparte de ella. De rodillas, Yazmín
respira rápido y entrecortado. Se abalanza contra él y le rasga la camiseta, en
el pecho se dibuja una línea morada
cortesía del palo de la escoba. Ella respira cada vez más rápido. Su generoso
pecho sube y baja al ritmo de su respiración hipnotizando al poco centrado
kowski que estirado en el suelo solloza dolorido. Después de arrancarle la
camiseta desabrocha el pantalón y empieza a bajárselos junto con los
calzoncillos. Están mojados, orina del miedo diría Razor. Un acido y penetrante
olor inunda a Yazmín. Se acelera más y acaba quitado la ropa de un fuerte
tirón. Kowski abre los ojos como platos, pero no se siente con fuerzas para
defenderse, lo único que hace es emitir lastimeros sonidos.
Yazmín lo mira durante unos segundos, un fino hilo de
baba le cae de la boca, se relame mientras agarra el miembro flácido de Kowski.
Se agacha y se lo mete en la boca succionando violentamente. La mezcla de
olores y sabores la alteran sobremanera.
Los lastimeros sonidos de Kowski van variando a
gemidos placenteros, y su flácido miembro va mutando con la trabajosa fricción de
los carnosos labios y el roce de los dientes. Yasmín gime al ritmo de las
succiones y cuando ve que está bien dura, se desnuda y lo monta con rabia.
Kowski está en medio de un torbellino de emociones, placer y dolor, una
sensación que le dejará huella de por vida. Está quieto, el dolor de su cuerpo
hace que no pueda moverse. Sigue cabalgando encima de el y ve como se quita la
camiseta, el balanceo de los pechos de ella hace que más sangre se le acumule
en la polla y no tarda más de unos segundos en correrse de manera bárbara
dentro de ella. Jamás había sentido un orgasmo tan bestial. Ahora le temblaban
las piernas. Ella seguía, arriba y abajo, luego en pequeños círculos, adelante
y atrás hasta que un grito de placer reverbera en la trastienda. Kowski nota
como el caldo de la vida empapa sus testículos encogidos, caliente, que
lentamente le llega hasta el ano. Con un PLOP, ella se levanta.
-Cabrón, te acabo de meter el mejor polvo de tu puta
vida. ¿Quién es ahora el duro, eh?, la próxima vez que vengas a ponerme una
mano encima, acuérdate del pescado. Para follar, ya me valgo sola, con tu polla
es suficiente, el resto del cuerpo me sobra. ¡Ah! Dile al tarado de tu hermano,
que su hija no se parece en nada a él, que se parece a ti, aprovecha y dile lo
bien que follamos desde hace un año.- El puntapié en las costillas hace que
Kowski se haga un ovillo, exhausto. Una última gota de semen le cae de la punta
del miembro y se mezcla con los cereales que hay esparcidos en el suelo.
-Una última cosa Kowski, y entérate bien. Soy yo la
que manda, soy yo la que folla, tú no, soy yo la madre, no tiene padre.
–Mientras habla se viste y se recoge el pelo en una cola. –Mi padre, eso quería
que supierais, es un buen hombre, honrado, trabajador y me quiere mucho. Como
le pongáis una mano encima os mato, creedme, no seriáis ni los primeros ni los
últimos.-Se da media vuelta, coge una caja llena de verduras y sale a la
tienda.
Kowski, sale una hora después, se ha vendado la
cabeza con la camiseta y se agarra el costado con la mano. No mira a la cara al
padre de Yazmín. Si lo hubiera mirado habría visto una media sonrisa en su
cara.
En el piso, Razor aparece al rato de que kowski se
haya sentado en el sofa con una bolsa de hielo en la cabeza y una de guisantes
congelados entre las piernas, Razor se queja de que las vecinas tenían compañía
y que había pasado de enrollarse con ellas y tres tíos más. Le explica que se
había masturbado viéndolas follar varias veces.
Razor mira a su hermano y las carcajadas resuenan por
todo el edificio.
Kowski le relata lo sucedido y en la frente de Razor
aparecen tres definidas arrugas y unas gotas de sudor. Saca el paquete de
tabaco se enciende uno y se sienta al lado de su hermano. Abre la boca y la
vuelve a cerrar. La vuelve a abrir…
-Hija de puta…que huevos tiene. Creo que me he
enamorado.