lunes, 17 de octubre de 2011

Razor y Kowski. Los hermanos y el portero.

-¡Hay que joderse!, este mundo está lleno de tarados Kowski.- Miraba las noticias en la televisión sobre un hombre que había asesinado a sus compañeros de trabajo y luego se había suicidado.
- No es ninguna novedad, desde la creación de este patético mundo siempre ha habido alguno. Y ahora mismo tengo a uno delante. – apuraba sin miramientos el fondo de su yogurt de frutas silvestres.
-Eres un payaso tío, lo decía por el capullo que se ha suicidado, menudo cobarde el cabrón. –La televisión seguía emitiendo, ahora el parte meteorológico. Lluvias por todo el territorio.

Era invierno, el cielo como los últimos días amenazaba lluvias fuertes y el frío que venía del norte de Europa se había instalado ya en la ciudad. Era temprano y las calles estaban desiertas salvo por un perro y un  indigente que buscaban en la basura.

-Mierda, este puto frío se te mete hasta las entrañas ¿no queda nada de whiskey para calentarme el cuerpo?, ya no me siento ni los peos.
-La caldera no funciona y no hay nada que llevarse al cuerpo para entrar en calor, vamos mal compañero. –se palmeaba las piernas para que la sangre le circulara y entrara un poco en calor. – ¿desde cuando no pagamos los recibos? A ese portero hijo de puta le voy a estampar la cabeza contra la pared la próxima vez que suba a pedir dinero.
-Te recuerdo que a ese portero hijo de puta ya le reventaste la cabeza hace un mes, seguro que está más tieso que nosotros dentro de su nevera. –la manta vieja y roída con la que se tapaban los dos en el sofá desprendía un olor dulzón de no lavarla en mucho tiempo.
-Joder, es verdad. Lo que significa que nosotros podemos darnos otra vez la calefacción…-Se quitó de encima la manta y se puso una chaqueta  llena de manchas de bebida.
            -Buena idea, yo mientras voy a ir mirando el Blog a ver que se cuece. –fue hasta la mesa de la cocina americana arrastrando la manta como una capa y encendió el portátil. –Hace días que no leo los correos de los tarados que nos siguen.
            -Bien, bajo al apartamento del portero congelado y miro de buscar las llaves del cuarto de las calderas. –Salió dando un portazo que hizo temblar el único cuadro que había colgado en todo el piso; unos cisnes en un lago apunto de izarse en vuelo.

            Las escaleras que bajaban del quinto piso hasta el entresuelo donde estaba el apartamento del portero helado giraban en el sentido de  las agujas del reloj. La barandilla medio astillada bordeaba a las escaleras con sus barrotes desconchados que antaño eran blancos, pero que ahora lucían amarillos. Los escalones, mal nivelados eran una trampa para los usuarios despistados y que decir de la iluminación, unas triste bombilla prendida en equilibrio de un chamuscado y pelado cable, que daban más sombras de las normales a las escaleras.

            La puerta del apartamento del portero estaba abierta y se podía notar el aire que entraba de alguna ventana que había quedado abierta. Razor entro sin muchos miramientos y busco el interruptor de la luz. No funcionaba. El piso estaba bastante oscuro y el olor a humedad y descomposición era fuerte. Caminó hasta la cocina y vio que de la nevera se extendía un charco de agua que casi ocupada la cocina en su totalidad. El olor hizo que se llevara las manos a la boca y la  nariz. Tenía que entrar y coger las llaves que el portero llevaba enganchadas en el cinturón. Se acercó y sujeto la maneta para abrir la nevera. Una arcada hizo que retrocediera pisando el charco de agua pútrida. Perdió pie, y fue a parar de espaldas al suelo perdiendo el aire de sus pulmones dejándole aturdido.
            Unas pisadas de agua se dirigían a la puerta del apartamento y se perdían en los peldaños que subían a los pisos superiores.

            Kowski estaba inmerso en los comentarios de los usuarios del blog.

Atascador: “sois mis ídolos os quiero, me encanan vuestras aventuras sois lo más, unos cabrones de cuidado. Espero ansioso vuestras hijoputadas.”

Mamporrero: “Cuando follo con mi novia, el único nombre que le sale cuando se corre es el vuestro, cabrones. Os voy a matar a pollazos”

Salida69: “Me ponéis a cien, sólo de leeros me dan orgasmos”

NosLaPelamosJuntos: “Somos un grupo de amigos que estamos imitando vuestras canalladas, sois nuestro Dios” –Nos la pelamos juntos-


La lista de comentarios era brutal y a cual mas inútil. Ya llevaban tiempo con el Blog, pero empezaban a cansarse de siempre las mismas cosas, necesitaban unas vacaciones urgentes o un cambio de aire. Hasta la relación como hermanos se estaba yendo a la mierda.

-¿Dónde coño se habrá metido este capullo?, ¡joder que hace frío!, no creo que sea tan difícil darle a la llave de paso de la caldera. –Cerró el portátil de mala gana y fue a buscar algo que ponerse para bajar a buscar a su tarado hermano.

Razor se levanto con la rabadilla y la espalda dolorida. Se había mojado la ropa con el agua de suelo y ahora apestaba a comida china en descomposición. Abrió la nevera causante de sus males. El portero no estaba dentro. La soledad de los alimentos podridos y la tenue luz del interior hicieron que se le erizaran todos los pelos del cuerpo.

-¿Dónde cojones…?. –Se dio la vuelta y estuvo a punto de resbalarse y caerse otra vez. – ¡Lo dejé dentro!, que le den por culo, tiraré la puerta al suelo si hace falta.

Estaba cabreado como una mona en celo rodeada de hembras. Salió del apartamento y bajó las escaleras hacia el sótano.
Un aire frío subía por las escaleras haciendo que Razor se encogiera. El frío empezaba a calarle gracias a la ropa que llevaba mojada. Apenas veía los escalones, no había luz y la oscuridad avanzaba a cada paso que daba. Le llamó la atención las pisadas que descendían al sótano << Kowski, siempre él, ¿no dije que iba yo?>>. Sacó el encendedor del bolsillo para alumbrar un poco pero estaba mojado y fue incapaz de encenderlo. Por fin llegó a la puerta de las calderas. Casi a oscuras, sólo iluminado con una luz de emergencia que bañaba de un color ambarino en pasillo y hacía danzar su sombra, giró la maneta de la puerta. Las bisagras se quejaron con un ruido agudo que asusto a un par de ratones grises que escaparon entre las piernas de Razor.

-¡Cojones!, putos bichos, si no estuviera tan acojonado os aplastaría. –Espero unos segundos a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad.- ¿Kowski? ¿Estás ahí?

El eco de su voz fue toda respuesta que obtuvo.

Kowski como hermano previsor bajaba las escaleras alumbrándose con una linterna. El haz de luz que se proyectaba en los escalones  confería a la oscuridad un grado más siniestro. Con una mano en la barandilla y la linterna en la otra hacía a Kowski avanzar como un pingüino cojo.

-¿Razor? –Gritó no con mucho énfasis – y el eco, como habitante de la escalera le devolvió a su hermano con voz  neutra.

-Razooor….Razoooooooor…..Ra…..zooooooooooor- Con un poco de insolencia y cansado el Eco de repetir.

-¡Joder! –Se puso a bajar las escaleras lo más rápido que pudo intentando no caerse y dejarse los sesos en las oscuras entrañas del edificio.

-Joooooooooderrrrr…-no era más que un susurro acompañado de un aire frió que subía escaleras arriba.

Llegó al apartamento del portero, la puerta estaba abierta de par en par. Vio huellas de dos personas que salían del apartamento. Entró dirigiendo el haz de luz primero al suelo, después en todas direcciones. Algo había pasado dentro, son contar el olor que hacía, todo estaba revuelto. Fue a la cocina donde se suponía que había ido su hermano. Nadie. La nevera con la puerta abierta y comida desparramada no le llamo tanto la atención como las huellas del suelo. Habían arrastrado algo por el. Kowski no estaba para bromas ni tonterías << ¿Por qué había sacado Razor el cuerpo del portero de la nevera? ¿Dónde narices estaba?>> Salió de la cocina y fue hacia las escaleras para seguir bajando hacia el cuarto de las calderas. La luz de su linterna alumbro un objeto brillante cuando se disponía a bajar. Eran las llaves del portero.


Razor intentaba ver algo en la oscuridad del cuarto de las calderas. Imposible, no había forma física para que la luz entrara. No había ventanas. La temperatura era baja, la maquinaria estaba apagada. Probó a encender el mechero, pero seguía sin dar señales de vida. Otro intento, las chispas iluminaron una fracción de segundo el cuarto. No estaba solo y se había dado cuenta. Dio dos pasos atrás, se le cayó el mechero al suelo, el sonido quedo amortiguado entre las paredes negras. Notó un roce a su derecha, en el brazo, y un golpe de aire le movió la chaqueta. Giro con tanta fuerza que dio con la cara en la puerta que había dejado abierta tras el. Un fogonazo de luz a causa del golpe lo dejó pasmado. Palpó con las manos la pared que había al lado de la puerta, sucias, y algo caminó entre sus dedos para luego desaparecer. Con pasos torpes y desorientados apoyó la espalda para recuperarse del golpe. << ¿Realmente había visto a alguien? ¿Y porque no echaba a correr en vez de quedarme aquí como un gilipollas asustado por un golpecito?>> Una presión sobre su garganta interrumpió sus soliloquio mental. Apretaba mucho y unas lucecitas aparecieron delante de él. Sus manos en un intento infantil golpearon a su atacante. Estaba muy frío. La presión aumentaba. Sintió como se elevaba del suelo. Sus pies patearon el aire.

Kowski seguía las pisadas por las escaleras. << Hay dos juegos de pisadas, dos personas. Entonces, Razor no arrastraba el cuerpo del portero. ¿Con quien coño iba Razor? ¿Dónde demonios ha metido el cuerpo del portero?>> Se hacía muchas preguntas mientras seguía descendiendo. Un olor fétido subía hasta donde estaba.

-¿Hay alguien ahí abajo? ¡Me estoy empezando a poner nervioso! ¡Contesta Razor maldito hijo de puta!- Esta vez el Eco no le devolvió sus palabras.

Llegó al sótano. Cabreado, con frío, y hastiado de tanta oscuridad. Al fondo del pasillo estaba la sala de calderas. Iluminó la entrada y vio la puerta abierta y una mano que salía y se agarraba al marco de la puerta. Reconoció la mano de Razor y salió corriendo hacia él.

-¡Razor!- Llegó y vio que su hermano estaba siendo estrangulado por lo que antaño fue el portero. Razor tenía los ojos desorbitados y un reguero de sangre que salía de la nariz, que parecía rota, y empapaba la mano del portero.

-¡suelta a mi hermano pedazo de hielo amorfo! –La linterna salió disparada y fue a parar a la cara del portero. El crujido sordo que hizo el pómulo al hundirse hizo que soltara a Razor de golpe. Este cayó como un saco de patatas enmohecidas y se llevó las manos al cuello mientras boqueaba para llevar aire a sus pulmones.

El portero dio varios pasos tambaleándose hasta que se que quedó quieto como un témpano de hielo y dirigió sus ojos lechosos sin vida a Kowski que intentaba ayudar a su hermano a ponerse en pie. Kowski noto como lo levantaban del suelo dos palmos. Intentó abrir las manos que el portero apretaba contra su chaqueta. Era imposible. Razor se puso en pie, sus ojos despedían el fuego que les faltaba a las calderas y saltó hacia el portero. Cayeron los tres. Razor y Kowski al unísono se levantaron y empezaron a dar patadas al portero. Notaron como se le hundían las costillas, como un ojo salía despedido contra una de las calderas. La linterna en el suelo iluminaba a la silueta que intentaba levantarse. Una patada fue a parar a la cabeza del no-muerto, varios dientes salieron volando y otros tantos se partieron. La nariz la tenía en un ángulo imposible. Más patadas. Pero el portero se levantó y agarró a Kowski. Lo levantó al vuelo y lo lanzo contra Razor que no pudo contener el golpe y cayeron con estrépito al suelo entre gemidos de dolor. La única sangre que había era la de ellos, por parte del portero, nada, algún trozo de carne.

Razor y Kowski se levantaron no sin dolor, se miraron sonrieron y se quitaron la chaqueta.
-Hermano, eres lo mas capullo e inútil que me he echado a la cara. ¿Qué coño hacías? –El portero se golpeó contra la puerta al intentar salir hacia ellos y volvió a caer de espaldas.
-Intentaba encender la caldera, tú que crees.- Se quietaba el cinturón que sujetaba sus pantalones.
-Si, ya veo, ya se nota el calor. ¡Menudo retrasado! ¿Qué te dio de mamar nuestra madre? ¿Aguarrás? – sacó la navaja Suiza multiusos.
-¡Cállate! Y acabemos de una vez por todas con este cacho de merluza congelada.

Kowski se abalanzó contra el portero. Le rodeó el cuello con el cinturón a modo de soga y la pasó por la tubería que había al lado. Tiró con todas sus fuerzas y detuvo el incesante avance del que fue portero de la finca. Con las chaquetas le inmovilizaron los brazos y las piernas.

-Bien, empecemos con nuestra obra de arte hermano.- con la navaja rajó la ropa medio podrida del portero hasta dejarlo desnudo.
-Veamos de que cojones está hecha esta cosa. –le dio una patada en los huevos con todas sus fuerzas. Una maza incolora y viscosa le salió al reventarle el escroto. Otra patada acabó por seccionarle los testículos que le resbalaron por una pierna. La polla, micro polla, parecía una salchicha a medio comer congelada.

Los siguientes cuarenta minutos fueron de cortes, golpes, puñaladas y varias secciones de tendones. Si hubiese tenido sangre en vez de no tener nada de nada, eso habría sido una escabechina en toda regla. Razor y Kowski estaban rendidos, cansados como nunca y se sentaron en la penumbra que ofrecía la titilante linterna.

-¿Es que este tío no se muere nunca? –pese al frío sudaba copiosamente.
- Debe de tener algo ultimo que resolver antes de pasar a mejor vida…no se, eso dicen ¿no? –se sacó una cajetilla de cigarros retorcidos del bolsillo y le pasó uno a Kowski.
-Dame fuego Razor.
-Te daría pero está dentro del cuarto de la caldera, y no funciona, se mojó.
-Era por no sacar el mío.
-Pues yo paso de ir a buscar “el que no funciona”.

Sacó el mechero y los dos fumaban mirando al portero que seguía moviéndose.

-Será mejor que encendamos la caldera. – Se levantó y pasó por el lado del portero que se llevo de propina un puñetazo en la boca. –Pues ya me dirás como coño se enciende esto, parece del siglo pasado.
-¡No jodas que es de las viejas! Las de carbón. –La risa subió las escaleras y salió por la entrada del edificio.
-Pues parece que si.
-¿Y ves carbón por alguna parte?
-Si, está al lado. Hay muchísimo.
Entre los dos llenaron el crematorio de la caldera y rápidamente  todo el circuito se pudo en marcha. Las luces se encendieron.
            -Era lo último que me faltaba por ver, que la luz también funcione con las calderas.
            -Bienvenido al pasado hermano. ¿Qué tal arderá nuestro amigo?
            -Creo que no muy bien, pero nunca está de mas echar un poco de leña de sobras.
            -Ayúdame Razor.- descolgó al portero y dejo que golpease el suelo con la cara.
Entre los dos y con mucho esfuerzo levantaron al portero y lo fueron metiendo poco a poco en crematorio. Primero los pies, rodillas, caderas, cintura, pecho y por último la cabeza, que miraba sin ver las sonrisas de los dos hermanos.
           
            -Bien, pues ya estamos ¿Qué tal si subimos, encendemos la calefacción y nos tiramos en el sofá a fumar y beber un poco? –se limpiaba las manos en los sucios pantalones.
-Me parece una idea de puta madre. ¿Sabes? Cuando le hemos metido la cabeza en el crematorio a cabrón ese con hielo, se me ha puesto la polla dura. En serio. –Se dio media vuelta y empezó a subir las escaleras.
-Eres un poco cerdo ¿te lo había dicho alguien? – Le siguió escaleras arriba intentando disimular una imponente erección.


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