sábado, 17 de septiembre de 2011

Razor y kowski. Pensamientos.

Y amaneció, y las persianas subieron quejandose por la insolencia.
Y la cafetera parloteaba con su chup-chup.
El sonido de las pisadas dormidas y los bostezos hambrientos.
El arrastrar de las sillas y el "plof" del trasero al sentarse.
Las miradas frente a frente, Razor contra Kowski.
Y abrieron la boca para expresar pensamientos matutinos.
Y esto és lo que se escuchó una mañana cualquiera:
-                                                                                                  - Dijo Kowski.
-                                      - Razor se levantó y fue al lavabo-
-                                                                            - Creyó decir-                                                        -Mientras se rascaba los huevos.

El aroma que salía del baño, ambientó la casa.
Y un zumbido de mosca.
El agua arrastró pensamientos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El reflejo de la belleza



  • El Equipo ©Tic-Tac también tiene un lado sensible, para muestra esta poesía.

Con peine de largas púas
Alisa su larga cabellera,
De traviesos rizos negros
Que acarician sus hombros,
Desnudos  de piel canela.

Se refleja su imagen magna
De reina de las mieles,
De mirada azabache
De labios carnosos y dulces.

Un rayo de sol le acaricia
La espalda desnuda,
Dibujando sombras
Con besos, con ternura.

Y sola en este mundo,
Le pregunta al espejo,
¿Soy mujer fea?
Y  ladinos los cristales
Reflejan  a la luna.

Alisa su rebelde cabellera,
Estirando caracoles negros,
Que caen en cascada
Como agua de remolinos.

Se cubrió con sedas blancas
Su cuerpo tembloroso,
Por aires de invierno
Que por la ventana abierta
Se refugió en su pecho.

Y no era desdichada muchacha,
Sino mujer ataviada,
Con gran sabiduría y belleza,
Que lo mundano la aburría.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Razor y kowski. El Papamóvil


La cola para pagar en el supermercado era enorme, Kowski se apoyaba con los codos en el carro de la compra lleno hasta arriba. Tenía sueño, había pasado una mala noche. Exceso de cafeína o de té o quizás de esa taza de chocolate humeante acompañada de galletas que preparaba de maravilla. Razor andaba por los pasillos del súper buscando los cereales que consumía compulsivamente todas la mañanas, con trocitos de frutas deshidratadas y copos de avena altos en fibra.
Desde que vieron en las noticias que Su Santidad El Papa venía a Madrid habían decidido limpiar sus pecados y hacer un ejercicio de expiación  con el Santo Padre. Dejaron las gamberradas, los asesinatos sin sentido y su fijación por la autosatisfacción. Limpiaron el apartamento, que lucía con luz propia, se empezaron a asear diariamente y olvidaron el vocabulario soez. Eran dos compañeros que convivían en paz, que ayudaban a cruzar la calle a los viejecitos y habían ido a la iglesia del barrio el domingo por la mañana.
Le llegó el turno en la cola de la compra. Fue poniendo los productos en la cinta transportadora para que la señorita de la caja pasara los códigos de barras por el escáner. Café descafeinado de la marca del súper, unas cajas de galletas, zumos, verduras congeladas y comida preparada lista para calentar en el microondas. Razor llegó en el momento que la señorita pasaba el pack de cervezas sin alcohol.
-He encontrado las infusiones de tila con un toque de anís, pero pone que no contiene alcohol y los cereales que tanto me gustan- tenía el rostro resplandeciente.
-Dudo que con un toque de anís pudiera llevar alcohol. Compañero creo que estas un poco despistado, pero cuando lleguemos a casa y prepare un té con galletas mejorarás. –La risa de Kowski hizo sonreír a la cajera y Razor también rió con ganas.
Pagaron y dieron los buenos días a la señorita. Metieron la compra en el maletero del coche y regresaron a casa felices y henchidos de satisfacción.
-Que ganas tengo de que llegue mañana y poder disfrutar de la presencia y la bendición del santo padre. –sacaba  la compra de las bolsas recicladas y las colocaba en su lugar.
-Sí, yo también. ¿Has preparado las mochilas como acordamos? ¿Con todo los que vamos a necesitar? – Rellenaba la nevera de cervezas sin alcohol y metía la comida precocinada en el congelador.
-Sí hermano, todo como acordamos. ¿Crees que saldrá bien y que seremos perdonados por nuestros pecados?, no sé, hemos sido un poco malvados... –miró a Kowski con cara angelical.
-Sin problemas. Siempre y cuando nos ciñamos a lo establecido a la fe católica y sigamos a pies juntillas los caminos del señor. Lo hacemos bien y ellos nos verán bien. –Sonreía, una sonrisa de medio lado.
La cadena Cope nos acompañaba durante gran parte del día. La emisora episcopal nos amenizaba las horas previas a la salida hacia nuestra aventura eclesiástica.
En el blog habíamos anunciado nuestro reportaje santo, pero los usuarios ya habían empezado a maldecirnos, insultarnos y hasta amenazarnos con hacernos una visita personal y meternos por el trasero una edición especial de la Biblia. No dimos importancia a esos comentarios y subimos el video de una chica cantando el “Ave María”.
Nos acostamos temprano después de recitar unas plegarias para alejar las pesadillas y los sueños húmedos. Nos esperaba un viaje en AVE que teníamos que disfrutar.
La estación estaba a rebosar de alegres feligreses que esperaban con divina impaciencia subir al tren y llegar a la Plaza del Sol a ver al santo padre y llenar sus almas con la bendición del alto mando de la iglesia.
Llegamos justo en el último aviso para subir al AVE, corriendo pero felices. Dejamos las maletas en el porta equipaje encima de nosotros y nos sentamos. El Ave se puso en marcha.
-Se me va a arrugar la camisa nueva Kowski, y los pantalones ni te cuento. Te dije que para el camino nos pusiéramos cómodos. –se alisaba la camisa color azul celeste.
-Pues si, por una vez tenías razón, pero bueno, a los ojos del Grandísimo todas sus ovejas son iguales y preciosas. –se puso los cascos para escuchar la película que acababan de poner. Razor hizo lo mismo.
Tardaron poco más de cuatro horas en llegar, dos de ellas durmieron.  Bajaron del tren y fueron a la cafetería más cercana a tomar un refresco para despejarse un poco el viaje.
-Dentro de nada es nuestro día hermano, vamos a ver al más grande.
-Que ganas tengo, en serio, nunca habíamos hecho nada tan increíble como esto.- se bebió de un trago la Limonada bien fría.
-Vamos a ser la envidia de todos. Qué gran oportunidad Razor.
Salieron con las mochilas a la luz del día. Fuera de la estación el movimiento de transeúntes era enorme. Se podían ver las carpas de información para los viajeros de fuera de Madrid. Regalaban mochilas con abanicos, un rosario y una biblia tamaño bolsillo junto con un pañuelo para el cuello. Cogieron una cada uno.
Había confesionarios cada pocos metros, modernos, demasiado, y gente haciendo colas enormes. Había mucho pecado en esas colas interminables.  Se pusieron en una y esperaron su turno.
-En serio, esto es grande.
-Si Razor, va a ser grandioso.
Les llegó el turno. Razor fue el primero en arrodillarse y soltar sus pecados, muchos. Después fue el turno de Kowski, que salió con la cara colorada y la frente perlada en sudor.
-Menuda bronca me he llevado tío, pensaba que me daría la ostia, pero con la mano abierta en toda la cara. –Utilizó el pañuelo de la mochila con la inscripción de las juventudes cristianas para secarse el sudor de la cara.
-Seguro que le has contado todo con pelos y señales. Yo, no. Deberías haberte mordido un poco la lengua. Tampoco hacía falta soltarlo todo. Vayamos a echar un vistazo y a ver si vemos algo interesante.
Caminaron calle abajo y vieron  a toda la muchedumbre que ocupaba ya  los espacios reservados para ver el paseo del Papa en el Papamóvil. Las vallas delimitaban el camino del recorrido y la seguridad era máxima.
Querían ver el Papamóvil de cerca, siempre les había llamado la atención ese híbrido de mercedes acristalado. Preguntaron en varios sitios, policías, curas, monjas, a todo lo que se moviera. Hasta que dieron con él. Estaba en la cochera que había en la Nunciatura.
-Me encanta este trasto hermano –Kowski  daba vueltas alrededor del Papamóvil.
-Tiene su encanto sí. –Miraba alrededor, esa zona donde estaban no se podía acceder sin acreditación y sin la presencia de la policía.
Razor abrió su mochila y sacó la cámara de video.
-Hemos logrado entrar a ver el Papamóvil queridos usuarios, hemos burlado la seguridad, más adelante en el Blog explicaremos como lo hemos conseguido. No por hacer esto somos malas personas, que va, es una santa misión. Teníais que conocer la visita Papal desde dentro, no como lo enseñan en la televisión. – Giraba grabando alrededor del coche santo y Kowski hacia el gesto de la victoria con los dedos mientras sonreía.
-Dentro de una hora sale este vehículo con al Papa a hacer el recorrido por las calles de Madrid y hemos pensado que esto de ser los buenos chicos nos queda grande. –Kowski sonreía mirando a cámara mientras se quitaba la raya al lado de su peinado y esa camisa incomoda.
Abrieron las mochilas y se cambiaron de ropa. Bermudas y camisetas. Ya habían pasado desapercibidos con los atuendos pijos de las juventudes cristianas, habían hecho el papel que habían aprendido durante tiempo y se habían metido de lleno en el corazón de organización. Ahora solo quedaba dar el espectáculo para sus seguidores. Las consecuencias era lo de menos, de todas maneras tenían un plan de huida. Tenían una hora para prepararlo todo.
-Kowski, ya sabes lo que tienes que hacer, ¿serás capaz de acercarte a la Cibeles sin que nadie te vea? –Le lanzo la mochila y se colgó la suya al hombro. La cámara seguía grabando.
-Bueno, será complicado, necesitaría que hicieras algo para llamar la atención mientras coloco los explosivos y el temporizador, claro, si me acuerdo como se monta todo. Eso de internet está muy bien, lo de los embases de doble fondo en la espuma de afeitar y esas cosas… bueno, creo que lo haré bien tío. – Sacó todos los envases e hizo las mezclas hasta lograr una masa espesa y lo metió en un recipiente donde guardaba las monedas. Se cerraba herméticamente, después le colocó los cables que tenía guardados en el móvil y los conectó a su reloj que haría de temporizador.
-Bien, veo que después de varios días practicando se te ha quedado bien en la cabeza.- Miró a su compañero con orgullo.
-Sí, creo que todo va a salir bien.- Lo guardó todo otra vez en la mochila y se fueron hacia la Cibeles andando
Llegaron a Cibeles y Razón sacó de la mochila la traca Valenciana de petardos de cincuenta metros. La fue desenrollando mientras caminaba entra las personas y esperó la señal de Kowski. La vio y encendió la mecha. Salió caminando rápido entre el gentío.  A su espalda escuchó voces cundo se dieron cuenta que prendía una mecha. Dieron la voz de alarma y rápidamente la gente empezó a correr. Los policías que custodiaban la Cibeles se acercaron a ver lo que pasaba y en ese momento empezaron a hacer explosión los petardos de la traca. Kowski al escuchar la primera detonación salió corriendo hacia la Cibeles y en un abrir y cerrar de ojos ya había colocado el explosivo en la base de la estatua.
La confusión alrededor de la Cibeles era gigante, la gente lloraba del susto, algunos se agarraban las zonas quemadas y los policías intentaban poner orden entre los feligreses aterrados.
Corrieron como poseídos por la gracia divina hacia las cocheras, a lo lejos seguían oyéndose los gritos y las sirenas de las ambulancias que llegaban.
Se pusieron manos a la obra. Forzaron la cerradura el Papamóvil y Razor trasteo bajo el volante para encender el vehículo. Kowski se metió en el habitáculo trasero donde viajaba normalmente el Papa. Antes de salir Razor desplegó una bandera que engancho en el lateral. En ella ponía “La iglesia que más ilumina es la que más arde”.
El papamóvil salió de las cocheras chirriando ruedas, parecía mentira la velocidad que podía coger  ese trasto. La bandera ondeaba y Kowski empezaba a desnudarse dentro del habitáculo acristalado. La cámara la llevaba Razor encendida puesta en salpicadero del coche.
-¡Razor! – Le golpeó en el cristal.- Para, que quiero coger a una amiguita que me haga compañía. – Se tocaba la polla que se le iba poniendo tiesa.
Paró el coche, y salto Kowski en pelotas con el mástil apuntando al cielo. Se fue hacia una chica que caminaba calle abajo y le dijo algo al oído. Ella le agarró la polla y lo beso con ansias. Corrieron los dos y se metieron de nuevo en el acristalado habitáculo. Ella si quito la ropa, y Kowski sacó de la mochila una cofia de monja y se la pudo a la chica en la cabeza. Ella se lo comía a besos y se ponían a tono.
Entraron en la calle donde los alegres feligreses se congregaban para ver al Papa, y al ver el Papamóvil empezaron a ovacionarlo y el volumen de los cánticos se elevó atronadoramente. El confeti volaba por toda la calle y los aplausos se ahogaban entre el griterío. La emoción y la alegría flotaban en el ambiente, la fiesta acababa de empezar.
El Papamóvil acababa de entrar en la bulliciosa calle y Kowski y la chica se estaban pegando el lote desnudos en la pecera móvil. La dulce manada de Cristo aclamaba la llegada del Blanco, chillaban, se desmayaban, aullaban de placer santo. Las unidades móviles de policía, la seguridad montada y todos los cuerpos armados estaban estupefactos, todavía no era la hora. Sudaban a raudales por el esfuerzo para contener a las desbocadas ovejas del señor.
La cámara gravaba todo a su paso y de vez en cuando la giraba para captar a los dos ocupantes traseros frotarse contra los cristales como Dios los trajo al mundo.
Ya estaban en plena calle, en plena celebración y Razor puedo ver las caras de los allí presentes. Caras de horror, de asombro. Muchos de tapaban la cara y lloraban, habían rezos y hasta caían de rodillas para lanzar plegarias de auxilio. La marabunta estaba en shock.
Kowski apretó el cuerpo de la chica contra el cristal, las tetas aplastadas apuntaban a la gente y la cara sonreía con gozo a los asistentes.  Le Separó las piernas y le metió la polla por detrás de un solo empujón. El gemido de ella retumbó en el habitáculo. La cofia le daba un aspecto inocente a la muchacha que se movía con cada embestida mientras Koswki  arremetía de placer.
La escena de los feligreses incrédulos era alucinante, Razor les gravaba la cara y después a Koswski en plena faena placentera. Razor empezó a quitarse la camiseta, dejó el volante fijo y como pudo se quito los pantalones. Ahora ya estaba todos desnudos.
Kowski se corrió dentro de ella en un estallido de placer y gemidos, ella miraba al gentío mientras se mordía los labios y se apretaba una teta con la mano. Sacó la polla y a ella le resbalo el semen por el interior de los muslos. Se dio la vuelta y lo besó con violencia.
En cuestión de segundos el Papamóvil se había parado y Razor y Kowski intercambiaron sus puestos. Ella le dio la bienvenida con un apretón en la polla que no hacía falta ponerla más dura de lo que estaba.  Le dio la vuelta hacia el otro cristal y se la metió sin miramiento por detrás, entró con facilidad gracias al lubricante natural que había dejado Koswki.  Le quitó la cofia y se la puso el mientras la poseía como una bestia. Ella gritaba de puro pacer, las tetas se le movían arriba y abajo mientras él le tiraba la cabeza hacia atrás tirándole del pelo.
Koswki abrió la ventanilla y gritó:
-¡Venga hijos de puta! ¡Quitaos la ropa y a follar que es lo más natural del mundo! ¡Follad como perros! – Empezaba a tener la polla dura otra vez. Acelero un poco más mientras gritaba una y otra vez lo mismo.
Algunas parejas que habían asistido al paseíllo papal empezaron a quitarse la ropa y a besarse y poco a poco lo hicieron algunos más. El escándalo ya era mayúsculo. ¿Dónde estaba la policía?, estaban más perplejos que los demás, solo miraban. Detrás del Papamóvil, unos cuantos metros más atrás se empezaban a ver las luces de la policía. Razor apretó el acelerador lo que hizo caer a la pareja feliz cosa que aprovecharon para cambiar de postura, él se tumbó y ella empezó a cabalgar con furia.
La histeria sexual se contagio más rápido que la pólvora. Caían a la carretera y sobre el vehículo prendas de ropa de los feligreses alegres. La cámara repasó a la muchedumbre y vio como ya habían varios cientos follando en el suelo con todas las posturas imaginables.
Ya casi habían llegado al final del recorrido la policía que se lo estaba tomando con calma estaba casi encima de ellos.
Razor estalló dentro de ella como un caballo, hacía tiempo que no descargaba. Ella cabalgaba en éxtasi entre orgasmos que la hacían gritar. Se levantó apartándola a ella con delicadeza. Chorreaba por la entrepierna después de dos corridas.  Mirando al público lanzaban besos y hacían la señal de la cruz.
Pronto todo el recorrido se llenó de un amasijo de cuerpos follando, gozando y chillando de placer.
Llegaron a la Cibeles y cuando la rodearon para coger la calle que iba hacia abajo Razor apretó el botón del detonador. El estruendo fue grande e hizo temblar el Papamóvil. Por el retrovisor vio como la estatua de la diosa empezaba a desmoronarse y como la policía paraba de golpe para evacuar a los alegres fornicadores.
Se metieron en una callejuela y los tres bajaron del coche papal.
-Joder tío, ha sido una pasada, impresionante. –casi saltaba de alegría y de emoción.
-Ni que lo digas cabrón, creo que esta vez nos hemos superado. –se chocaron las manos y empezaron a vestirse.
-¡Oye! Ha sido cojonudo, nunca había follado con tanto público, creo que me he corrido cien veces, una pasada cabrones. Pero la Puta quiere su dinero. –se vistió en un momento, estaba roja y sudaba copiosamente.
-Kowski dale la pasta, se lo ha ganado de sobras.
-Aquí tienes mí sucia monja.
-Gracias y ya sabéis donde encontrarme. –se puso los zapatos y caminó calle abajo como si nada.
Recogieron sus cosas del coche y después le metieron fuego. Caminaron un poco y se metieron a un pub a beberse unas copas.
Las calles del recorrido Papal ahora se recordarían por las calles del vicio, la calle de los folladores, la calle de los depravados o la calle de las santas corridas. Fue el año de mayor nacimiento de hijos para una ciudad.
El blog echaba humo, los cometarios llegaban por cientos cada hora y el video del Papamóvil había inundado la red. Fue un escándalo que colapsó los informativos.