domingo, 16 de marzo de 2014

Razor y Kowski. Yazmín



Querido lector, antes de empezar esta nueva lectura, le avisamos de que el contenido no es apto para todos. Alto contenido erótico y violento. Quedan avisados. 

©Equipo Tic-Tac

            Y salió el sol y penetró por las rendijas de la persiana a medio subir, proyectando sombras picasianas en las sábanas que tapaban al durmiente. El reloj digital con la forma de bomba Acme iluminaba la pared derecha de la habitación con las diez de la mañana y dos minutos en fósforo verde.
            En la habitación de al lado, el otro durmiente se acababa de despertar y desahogaba su erección matutina con una asombrosa masturbación a cámara lenta. Como el siempre dice, si el velero tiene el mástil preparado para zarpar, hay que aprovecharlo. Tres minutos y treinta y cinco segundos después la corrida llega hasta la base del cuello, dejando una nívea línea desde su ombligo hasta su peludo pecho. Se levanta chorreando lentamente su esperma y coge las arrugadas sábanas para limpiarse. La colección de manchas variaba hasta lo indescriptible.
            En la cocina, minimalista hasta los  cimientos,  canturrea una cafetera medio oxidada por la falta de limpieza. El aroma a café empieza a llenar el piso. Empezaba el día para los dos hermanos.

            Kowski después de su orgásmico despertar, se sienta en el sofá y abre el portátil. Hace meses que no mira el correo y la Web donde detallan sus aventuras. El correo como siempre, está inundado de porno, spam acerca de viagra, alargadores de penes y chicas deseosas de pasar un rato loco. Selecciona todos los mensajes y los elimina sin leerlos. La Web rebosa de mensajes pidiendo nuevas aventuras.
            Razor aparece somnoliento y como un autómata se sirve un café solo sin azúcar. Mira a su hermano mientras le da un sorbo largo y lento al café.

            -Buenos días princesa.- Kowski mira a su hermano por encima de la pantalla del portátil.
            -Mmmm.- Razor se deja caer pesadamente a su lado e intenta enfocar sin éxito su vista en la pantalla.
            -Deberíamos hacer algo Razor, los patrocinadores y anunciantes de la Web empiezan a impacientarse, quieren carnaza, y más después de la aventura del supermercado de abajo. Por cierto muchos preguntan que ha sido de tu hijo o hija.
            -Yo no he tenido nada, vete a saber donde está la puta de la madre, fijo que el niño que espera es de algún cliente insatisfecho. Todo el mundo sabe que el padre paga a los proveedores con el coño de su hija. –Razor se acaba de un trago lo que queda de café y se mete en el baño.
           
            Kowski deja el portátil y va a vestirse. Unos tejanos gastados y un jersey de la película Reservoir dogs con un agujero en el costado izquierdo. Como higiene corporal, un poco de agua en la cara y un buen restregón de desodorante en roll-on que comparte con su hermano. Aroma brisa marina. Tiene una idea en mente, y como suele decir; la sangre tira.

            Razor sale del baño aún a medio secar, siempre le ha gustado secarse sin usar la toalla, piensa que así también ahorra lavadoras. No ve a su hermano en el comedor y piensa que se ha ido a comprar tabaco o cualquier cosa de primera utilidad, le viene a la mente una botella de Withe label. Entra en la habitación de Kowski a por unos calzoncillos, los suyos están por lavar. Otra vez ese olor húmedo, olor a semen rancio. Nota como le palpita su pene y tiene ganas de follar. La segunda imagen del día después de la botella de whisky es la vecina de abajo, una morena de grandes tetas y su hija de unos recientes dieciocho años. Justo lo que necesita. Se viste rápido mientras acumula sangre en su zona más querida y decide bajar a divertirse con las vecinas.
            Kowski llega al badulaque que hay justo al lado de donde viven. Entra y la cara del dueño, todavía con cicatrices de la paliza anterior, lo mira con miedo en los ojos. Kowski sonríe y se acerca al mostrador.

            -¡Ey capullo! ¿Donde se ha metido la zorrita de tú hija? – coge un paquete de chicles y se mete uno en la boca, es de menta.
            -Está en la trastienda, pero no le hagas daño.- le tiembla la voz y en la frente luce un suave perlado de sudor.
            -¿Por quien me has tomado?, así va este país, todos desconfiando de todos. ¿Qué le voy a hacer a la madre de mi sobrina? –pasa por el pasillo de las bebidas alcohólicas, coge una botella de tequila y mientras va hacia la trastienda la abre y le da un buen trago.

            La trastienda no es más que una habitación contigua en el que las estanterías se mantienen en equilibrio por gracia de algún ser divino; arroces, pasta importada, bebidas de nombre impronunciables y así hasta una infinidad de alimentos que más de un estómago estaría encantado de denunciar a las autoridades sanitarias.
Yazmín, morena, alta y con una delantera de infarto lograda por su reciente maternidad, coloca una partida nueva de cereales en la estantería más alta haciendo que su camiseta con el logo del badulaque se le suba y deja ver un vientre que podría compararse a la seda por la pinta de suavidad que tiene. Kowski babea, literalmente.

-Yazmín…-La voz le sale como si estuviera en una cueva plagada de murciélagos y acabaran de alzarse en vuelo todos a la vez- Quería…
Una explosión de cereales y frutas deshidratadas envuelve el almacén, dejando momentáneamente aturdido a Kowski. Yasmín coge del congelador una trucha helada como un témpano y la parte en dos contra la cabeza del todavía atontado visitante. Toda una constelación de estrellas aparece ante kowski que antes de caer al suelo con una brecha de varios centímetros en la cabeza, recibe un segundo golpe en el pecho con el palo de la escoba. Luchando en el suelo por mantener la conciencia y entre neblinas rojas por la sangre que le cae en los ojos, ve a Yazmín o mejor dicho su zapato, dirigirse a su cara. Con un movimiento lento pero firme agarra el pie de la chica y tira de ella, que cae de espaldas y deja escapar con un chillido todo el aire de sus pulmones. Kowski se arrastra y deja caer su peso encima de ella. Todavía intentando coger aire ella forcejea con el, pero pesa demasiado, se está quieta y le escupe en la cara. Sigue sin poder moverse, pero nota que todavía puede mover las piernas, encoge una, la derecha y la empuja con todas sus fuerzas hacia arriba. El golpe que recibe en los  huevos Kowski hace que se retuerza y se aparte de ella. De rodillas, Yazmín respira rápido y entrecortado. Se abalanza contra él y le rasga la camiseta, en el pecho se dibuja una línea  morada cortesía del palo de la escoba. Ella respira cada vez más rápido. Su generoso pecho sube y baja al ritmo de su respiración hipnotizando al poco centrado kowski que estirado en el suelo solloza dolorido. Después de arrancarle la camiseta desabrocha el pantalón y empieza a bajárselos junto con los calzoncillos. Están mojados, orina del miedo diría Razor. Un acido y penetrante olor inunda a Yazmín. Se acelera más y acaba quitado la ropa de un fuerte tirón. Kowski abre los ojos como platos, pero no se siente con fuerzas para defenderse, lo único que hace es emitir lastimeros sonidos.
Yazmín lo mira durante unos segundos, un fino hilo de baba le cae de la boca, se relame mientras agarra el miembro flácido de Kowski. Se agacha y se lo mete en la boca succionando violentamente. La mezcla de olores y sabores la alteran sobremanera.
Los lastimeros sonidos de Kowski van variando a gemidos placenteros, y su flácido miembro va mutando con la trabajosa fricción de los carnosos labios y el roce de los dientes. Yasmín gime al ritmo de las succiones y cuando ve que está bien dura, se desnuda y lo monta con rabia. Kowski está en medio de un torbellino de emociones, placer y dolor, una sensación que le dejará huella de por vida. Está quieto, el dolor de su cuerpo hace que no pueda moverse. Sigue cabalgando encima de el y ve como se quita la camiseta, el balanceo de los pechos de ella hace que más sangre se le acumule en la polla y no tarda más de unos segundos en correrse de manera bárbara dentro de ella. Jamás había sentido un orgasmo tan bestial. Ahora le temblaban las piernas. Ella seguía, arriba y abajo, luego en pequeños círculos, adelante y atrás hasta que un grito de placer reverbera en la trastienda. Kowski nota como el caldo de la vida empapa sus testículos encogidos, caliente, que lentamente le llega hasta el ano. Con un PLOP, ella se levanta.
-Cabrón, te acabo de meter el mejor polvo de tu puta vida. ¿Quién es ahora el duro, eh?, la próxima vez que vengas a ponerme una mano encima, acuérdate del pescado. Para follar, ya me valgo sola, con tu polla es suficiente, el resto del cuerpo me sobra. ¡Ah! Dile al tarado de tu hermano, que su hija no se parece en nada a él, que se parece a ti, aprovecha y dile lo bien que follamos desde hace un año.- El puntapié en las costillas hace que Kowski se haga un ovillo, exhausto. Una última gota de semen le cae de la punta del miembro y se mezcla con los cereales que hay esparcidos en el suelo.
-Una última cosa Kowski, y entérate bien. Soy yo la que manda, soy yo la que folla, tú no, soy yo la madre, no tiene padre. –Mientras habla se viste y se recoge el pelo en una cola. –Mi padre, eso quería que supierais, es un buen hombre, honrado, trabajador y me quiere mucho. Como le pongáis una mano encima os mato, creedme, no seriáis ni los primeros ni los últimos.-Se da media vuelta, coge una caja llena de verduras y sale a la tienda.

Kowski, sale una hora después, se ha vendado la cabeza con la camiseta y se agarra el costado con la mano. No mira a la cara al padre de Yazmín. Si lo hubiera mirado habría visto una media sonrisa en su cara.

En el piso, Razor aparece al rato de que kowski se haya sentado en el sofa con una bolsa de hielo en la cabeza y una de guisantes congelados entre las piernas, Razor se queja de que las vecinas tenían compañía y que había pasado de enrollarse con ellas y tres tíos más. Le explica que se había masturbado viéndolas follar varias veces.
Razor mira a su hermano y las carcajadas resuenan por todo el edificio.
Kowski le relata lo sucedido y en la frente de Razor aparecen tres definidas arrugas y unas gotas de sudor. Saca el paquete de tabaco se enciende uno y se sienta al lado de su hermano. Abre la boca y la vuelve a cerrar. La vuelve a abrir…
-Hija de puta…que huevos tiene. Creo que me he enamorado.